Versión de "Peter Gunn", de Henry Mancini
Fumanervios
La Antigüedad
Pasajera (poema de Mauro A. Fernández)
Ella está puesta en una canción de charly.
En las canciones esas, ahí
se pone cantada
y al pibe lo deja sin dientes,
sin boca, al aire,
entre la ventana del noveno y nada,
lejos de la pileta
que él se muerde
la caída en la lengua, mira
el rectángulo azul abajo
cada vez
menos abajo.
Y a dormir en ese olor a purgatorio
asqueroso
siempre de los aeropuertos,
olor
en la cama quemada
olor a cables y cosas pegadas
con cinta para hacer música
o pintura rápida contra todo
en aerosol.
Como si se pudiera decir y pegar
un amor real
a la pared
o al aire.
Extacto del micro radial "Ambrosía", a cargo de Santiago Pueblas y Natalia Molina, en Fm de la Ventana.
Sigur Ròs
Buen tiempo para un ataque aéreo
Avanzo a la deriva
por mi cabeza
pensando en el camino
atrás
puedo verme cantando ese himno
que escribimos juntos
teníamos un sueño
lo teníamos todo
viajamos al fin del mundo
viajamos explorando
escalamos rascacielos
que luego explotaban
se acabó la paz
estoy perdiendo el equilibrio
estoy cayendo
silencio total
no hay respuesta
pero lo mejor que Dios ha creado
es un nuevo día.
La Antigüedad

Con pájaros en la cabeza
decido correr
soltar
soltar un alarido.
Quizás el cielo caiga
y me escuche el viento.
Porque ... porque ...
porque nunca hablamos para nadie.
Y nadie
y nada
y el no hacer
nos buscan, como la policía.
La creación
es un documento falso
un pasaporte trucho
que nos permite
vivir dentro y fuera del margen.
Alejandro Tchilián: letra y voz.
Fernando Luciani: teclado.
La Antigüedad
no habrá ojos celestes
ni mariposas
ni primavera.
Porque el silencio
en este invierno crudo
llega
a mi subsuelo
donde
no estás.
Alejandro Tchilián: letra y voz.
Fernando Luciani: guitarra
Misza: ronquido.
La luna no siempre es la misma ...
El uno a uno
Beso contra beso ...
Nada es rosa
Quién destrozó mi niñez
quién borró mi memoria
quién se escondió, se llevó mis historias
de barro, de amores, de insectos y sapos.
Quién reemplazó a las familias
por lobos sedientos, por ogros con cara de chancho, por duendes con garras filosas,
que asustan y arden.
Nada es rosa acá
nada tiene gusto rosa
nada tiene sonido rosa
nada huele a rosas.
Nada es rosa acá
nada tiene ruido rosa
nada tiene sonido rosa
nada es de color de rosa.
Quién descosió mis pestañas
me obligan a ver, ya no puedo negarme
y así los recuerdos se vuelven imágenes no amigables.
Cómo apagar estas diapositivas
que tiñen de negro toda mi vida
es un sueño, es el reflejo de una pesadilla.
Nada es rosa acá
nada tiene gusto rosa
nada tiene sonido rosa
nada huele a rosas.
Nada es rosa acá
nada tiene ruido rosa
nada tiene sonido rosa
nada es de color de rosa.
Nada es rosa acá
nada tiene ruido rosa
nada tiene sonido rosa
nada huele a rosa.
Panza
Proyecto Verona
Credulidad
Las uvas viejas de un amor
en el placard
son esas cosas que te están amortajando
haciendo esta salvedad
tu mente ya estará progresando.
Pero vas donde sonrisas te dan
esos encapuchados de un mundo viejo.
No, no tienen nada que dar
Credulidad
credulidad.
Lo peculiar de nuestro gran calabozo
es esta especie de terror por el bosque.
La risa nena no podrá surgir
a menos que te subas al árbol.
Ves, el árbol es la verdad
descansa por tu cuerpo, cierra ya los ojos.
No, no subas más a mirar
Credulidad...
Luis Alberto Spinetta
Cerati (inédito)
Meditar, ser tu propio altar
El placer lo firmas en el agua,
y el dolor ya fue grabado en piedra,
dura lo que dura la ficción,
descubrir los miedos que te ciegan.
Sientes que ya no perteneces,
sensación de exilio irremediable,
derrumbar la personalidad,
descubrir lo que hay de individual,
ser tu propio altar,
ser tu propio altar.
Mirame yo sigo estando aquí, que toda frase hecha suene inútil, ya no hablar demás, ya no hablar. Reconoces cuando es la verdad, porque es imposible de olvidar, sé tu propio altar, sé tu propio altar.

JUAN RAVIOLI, EN BUSCA DE PROFUNDIDAD
“No soy buen músico”
“Sí, claro, Ravioli es mi apellido. Es muy sugerente, muy gastronómico...”, se ríe Juan Ravioli, quien, a pesar de ser solista, vive rodeado de músicos y hablando maravillas de ellos, que por supuesto son sus amigos. Actualmente toca con Flopa, Lucas Martí, Ulises Conti, Pablo Krantz; y tocó con Ariel Minimal y con Flopa-Manza-Minimal. A Juan se lo ve relajado desde su esbelto metro noventa y cinco, habla rápido, de forma amigable, y continuamente sonríe. Se nota su energía y asiente cuando se le pregunta si las cosas buenas que le pasan no se corresponden con su manera de hacer las cosas. “No me considero un gran músico. Considero que toco con grandes músicos, pero hay códigos de solidaridad. Estoy contento con cómo pasan las cosas”, reconoce.
Juan Ravioli tuvo una banda, París 1980, con la que compuso algunos de los temas de su primer disco: Album para la juventud, Vol. I (París 1980), pero encara su proyecto solista de una forma particular, que tiene que ver más con un trabajo de logística que con una cuestión artística. En esta empresa, él es director: “Creo en el trabajo colectivo. También hay una realidad y es que alguien tiene que hacerse cargo de tomar una dirección y desde que lo asumí, todo sale mejor. Antes era un quilombo”. Su disco fue gestado durante cuatro años en los que viajó a Ushuaia, tocó con otra gente, volvió, conoció más gente y se decidió a dar por finalizada su obra, en la que participan, además de los músicos de París 1980, sus amigos. Juan nombra a Mauro Taranto como una pieza fundamental en su disco, ya que en parte fue el responsable del sonido prolijo y claro. ¿Y cómo suena Album para la juventud. Vol. I? Con muchos matices y profundidades que le da la presencia de sintetizadores y efectos, los arreglos en la voz, que es dulce por demás, percusión, clarinete, teclado Rhodes y farfisa. Pero si no hubiera canciones que se sostuvieran solas, todos estos instrumentos y la producción del disco, sumada la mezcla y el mastering, el sonido final no tendría mucho sentido.
“Sé que tengo un foco muy claro en la canción —dice Juan—. Me gusta lograr que las letras no sean burdas y al mismo tiempo me gusta manejar diferentes dinámicas. Trato de ir hacia la profundidad tanto en la letra como en la música. Con la música creo jactarme que me sale mejor que con la letra.” Dice que no le gusta caer en lo cursi, pero sus canciones son todas de amor, y a veces le son inevitables las obviedades para terminar hablando de lo mismo. Su segundo disco está en camino y próximamente le pondrá un nombre a su orquesta, que ya es un grupo estable de siete músicos. “Como la de Salón de Pablo Dacal o la de Pablo Grinjot”, compara.
Juan entró al mundo de la música como un juego, ya que tenía una profesora particular, Pepa Vivanco, que los hacía tocar desde la intuición y la aventura de explorar ritmos. “La mina era re hippie, había un montón de almohadones y ella llegaba y nos hacía tocar todos los días cosas distintas, arriba de discos”, recuerda. A los 15 ingresó al conservatorio y duró lo que un suspiro. Luego estudió guitarra con un profesor de jazz y tampoco le dio mucha importancia, hasta que se encerró a tocar en su casa solo, arriba de los discos, recordando las clases de su maestra particular. “No soy analista musical, pero dicen que hay ciertas cosas que te pasan en la infancia que te marcan para toda la vida”, finaliza Juan.
Desatando nudos
Desperté sin haber podido
conciliar el sueño en tu ausencia.
La ambición puede ser mortal
y sin vos alcanzo a darme cuenta.
Tantas calles vienen a decirme
que ya no estás más
(dejame mirar por última vez tu rostro)
Solo quiero alcanzar por última vez a tocar el cielo.
Por favor, podrían silenciar
su voz
me está mortificando.
Tantas calles vienen a decirme
que ya no estás más.
Tanto tiempo desatando nudos
de recuerdos.
Juan Ravioli
Instrucciones para conocer(se)

- Mirarse en el río dos veces.
- Pedir tres deseos a nadie.
- Releer el primer libro.
- Lavarse la cara durante una hora.
- Invitar enemigos a casa.
- Desayunar en la calle.
- Cenar en el baño.
- No dormir durante tres años.
- Dormir durante tres años.
- Tocar un instrumento sin manos.
- Cantar en el geriátrico.
- Roncar de madrugada.
- Despertar en madrugada.
- Viajar en tren hacia ningún lado.


Esta canción va a terminar mal
Sombras del suelo, ágiles alas, sabias palabras, tontos recuerdos
esta canción va a terminar mal.
Casi olvidando dispongo pensares en ruta
ruego silencio y martillos retrucan
esta canción va a terminar mal.
Estamos caminando en círculos
el humo es más liviano que el aire
el aire está cargado de humos…
esta canción va a terminar mal
va a terminar mal...
Flopa