Evri fraidi

A las veinte eran cinco.
A las veintiuna seis.
Poco más tarde nueve.
Uno pregunta lo que le preguntaron y hace que duda
hace que no tiene la respuesta
hace que es enfermo
hace que es sano
hace el asado.
Todos se engancharon y se arma un debate ideológico
debate moral
debate macho
debate gay
debate ...
El volumen de las voces sube (uno en especial)
después pide disculpas constantes.
Llega el décimo comensal después de uno que amaga quedarse
y se va.
Hay uno que pertenece y no come
nunca come ahí. Pero opina.
La pregunta sigue girando: ¿cuál de las dos opciones preferís?
(no lo pregunta de ese modo exactamente).
Cuál es nuestro goce? Pregunto por dentro.
La discusión?
La razón?
Querer ganar? qué? a quién?
El asado está listo. Nosotros también.
El que pidió disculpas le dice al psicólogo que no se quede tan callado,
que haga un diagnóstico del grupo.
Me respondo por dentro:
a los amigos no se los diagnostica.
(Etica personal).