Estamos hecho de sermones
por vidas desformando orejas
en discursos iguales.
El poeta se cansa
no se casa.
Con nadie iré
al paraíso que me prometieron.

Juncal (segunda parte)


Estas margaritas son distintas:
no tan blancas y
perdidas en el barrio
que se olvida la gente.
El paredón contiene dos clases de ladrillos:
el público
y el privado.
Hay rejas en la villa
comedor de almuerzos para tercera edad.
La mañana se prepara
y recibe gente con historia.
El barrio, cómplice, quema su tiempo
y sale a respirar aromas tóxicos.

Juncal


Aquellas palabras que siembras
la escuchan los pobres que florecen.
Con hambre depositan miradas en la mesa
cuando al fondo del pasillo
el quinteto cocina en equipo perfecto.
(Profesionales sin chapa
sacian la sed y la panza).