En la vidriera coqueta
matan naturalezas
comemos con los ojos
comemos con los oídos
la baba cae con las palabras
que nombran alimentos
porque
comemos palabras.
El hambre aumenta
en los rincones
de los ojos que miran
y no tocan,
de los que quieren
y no pueden
de quienes no piensan
en palabras
sino en comida
de quienes están adentro
de la naturaleza viva.