Soldar deudas

Llegó
lentamente
la cruzasocial.
Anhelada mente
vino el baile mental
de los ahogados
abocados a
la tarea de no permitir
nombres por encima
del suyo propio.

Nos cruzamos después de tanto decirnos
ahora un chau en cada mano
(no hace falta más ombligos
que el nuestro propio)
para soldar deudas
y luego morirnos
sin el paseo religioso.


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