
Las narices de piedra de los santos
ataron cicatrices en las manos.
Son los brazos los que, al no saber,
quiebran las búsquedas por miedo
a lo desconocido.
En los negocios del espacio
el tiempo es rey,
sabe de imprudencias
de ensayo y error.
El secreto que nos guardamos
es lo único nuestro.